Enseña Chile
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El hijo de Chris Gamboa (39) tenía tres años cuando comenzó a utilizar pictogramas para comunicarse. A los 18 meses de vida el pequeño había sido diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista, por lo que su madre comenzó a buscar rápidamente tratamientos y terapias que le permitieran tener una mejor calidad de vida.

El pictograma es una herramienta conformada por imágenes y palabras que los niños pueden apuntar como una forma alternativa de comunicarse. “Desde que mi hijo comenzó a utilizarlo mejoró la comunicación con su familia y con las personas que lo rodean. Puede planificar su día y no siente ansiedad porque sabe qué es lo que viene. Los chicos con autismo son súper visuales. Cuando toman una imagen captan rápidamente lo que quieren comunicar”, cuenta Chris.

Este modelo es la base de PictoChile, uno de los proyectos ganadores de Incuba Enseña Chile 2019. Buscarán llevar el modelo de pictogramas a los programas de inclusión (PIE) de todas las escuelas del país para poder ayudar a integrar a los niños y jóvenes con problemas de comunicación a la sala de clases.

Cuando recién comenzaron a utilizar los pictogramas el único recurso que tenían eran las ganas de salir adelante, por lo que el material lo sacaba de internet proveniente de España. El gran problema era que dicho material no se adaptaba completamente al contexto nacional y por eso comenzaron a modificarlo.

La idea de generar un producto que permitiera mejorar la comunicación de los niños permeó entre los padres de la asociación “No estamos solos”, un grupo de personas cuyos hijos sufren trastornos del espectro autista que fue fundado por Chris. Desde ahí y junto con Pía Quiroz comenzaron a trabajar para levantar un proyecto que permitiera llevar este método a todos los rincones de Chile.

Llaveros con acciones, paneles de imágenes y ruletas de emociones son parte de las herramientas que está desarrollando PictoChile, las cuales junto con asesorías para docentes son parte del proyecto que marcará su trabajo por los próximos 8 meses. “Nuestro objetivo siempre ha sido poder aportar y ayudar a las familias y las instituciones. Estos niños con Trastornos del Espectro Autista que están en el colegio también tienen que poder seguir subiendo en su nivel de enseñanza”, declara Chris.

El hijo de Chris actualmente tiene siete años. En su pieza hay imágenes donde se representa su rutina diaria: por la mañana hay que levantarse e ir al colegio, por la tarde hay que hacer las tareas y acostarse. En el baño también hay un pictograma, con dibujos de cada una de las instrucciones para lavarse correctamente los dientes. Estos le han permitido generar rutinas y puentes de conexión que han comenzado a botar las barreras con el resto del mundo.

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