Enseña Chile
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Estudia un máster en Currículum y Enseñanza en el Teachers College de la Universidad de Columbia en Nueva York, en Estados Unidos. El Ingeniero Civil Químico de la U. de Concepción ingresó a Enseña Chile el 2017, donde hizo clases de Física en el Liceo Particular Los Andes de San Pedro de la Paz. Tras dos años de programa, decidió quedarse tres más en el establecimiento. Hoy Sebastián Roa (30 años), tras ganarse una beca Fulbright para profesionales de la educación, estudia en una de las mejores escuelas del mundo de esta materia.  

- ¿Qué herramientas y competencias crees que ganaste después de hacer clases en un colegio durante dos años por Enseña Chile? 

Es súper importante que cualquier profesor o profesora pueda medir el peso o el significado social que tiene trabajar en educación. Yo creo que en ese sentido Enseña Chile fue una experiencia súper poderosa donde siempre puso mucho ojo y enfoque en potenciarnos en la labor amplia de lo social que tiene educar. La visión de la Fundación es que un día todas las niñas y niños de Chile tengan educación de calidad. Creo que eso habla mucho de que las y los peCh tienen claro que no solamente van a una sala de clases a enseñar materias, sino que también van a hacer un trabajo que tiene consecuencias mucho más amplias tanto en las vidas de los estudiantes a quienes están influyendo directamente, como también en la sociedad que estamos construyendo en el futuro. Creo que en eso es lo que la Fundación más influyó en mí, en dejar claro el significado de lo que es ser un docente. Me permitió potenciar mi forma de trabajar colaborativamente, el trabajo en red es súper valorado en Enseña Chile y eso me permitió generar vínculos no solamente con mis colegas dentro del establecimiento, sino también con peCh en otros colegios. Eso, a lo largo del tiempo, se va acumulando y va construyendo una red súper solida de apoyo que me permitió hacer distintas iniciativas y proyectos en directo beneficio de mis estudiantes. Rescato ese empuje que le dan al trabajo colaborativo y a la construcción de redes.  

- ¿En qué te ayudó Enseña Chile en lo que eres como profesional? ¿determinó en lo que haces hoy? 

En que me mantuve en educación. Gracias a lo que pude sembrar durante esos primeros dos años como profesor de Enseña, tuve la confianza para permanecer como profesor, saqué la carrera de Pedagogía y la Fundación me ayudó mucho en sentir la confianza de que quería perseguir una carrera en educación como docente. Gracias a esa experiencia estudié Pedagogía. Así que sí, Enseña Chile me ayudó profundamente. Gracias a Enseña Chile sentí la convicción de que quería trabajar y hacer una carrera en educación. Gracias a que pude descubrir esa pasión en mí es que quise tratar de aprender lo más posible, de poder hacer las mejores acciones, de liderar proyectos y todo eso me abrió puertas que me tienen estudiando en una de las mejores escuelas de educación. La experiencia de Enseña Chile influyó mucho en eso. Hasta el día de hoy me doy cuenta de muchas cosas que aprendí siendo peCh que están influyendo actualmente en mi forma de ver la educación y de pensar en los proyectos que quiero hacer a futuro, una vez terminado este posgrado. 

- ¿Crees que vale la pena estar dos años en la sala de clases? ¿Por qué? 

Siempre recomiendo el programa, pero no es para cualquier persona. Se necesita a personas que de verdad tengan las ganas, el compromiso y que se sientan movilizadas por la educación, tanto por los problemas que pueda haber como las cosas que uno ama y disfruta de la educación. No todo es malo, no todo es venir aquí a solucionar un problema, sino también uno viene a disfrutar de esto, a pasarlo bien. Creo que para quienes sientan ese nivel de compromiso, pero a la vez ese gusto por estar inserto en un entorno educativo, esta es una excelente experiencia, que vale la pena.  

- ¿Recomendarías hacer el programa? ¿Por qué? 

Respecto a pasar dos años en una sala de clases obviamente tiene que ser con un sentido de propósito. Tenemos que entrar con una idea clara de por qué estamos ahí, no solamente lo que es para nuestros estudiantes, de lo que queremos lograr juntos, sino que también respecto a nuestra meta mayor con la educación y la sociedad. Estar en la sala de clases, en terreno, dando el 100% por tus estudiantes es una forma poderosísima de navegar a través de ese propósito. Yo encuentro que es una experiencia súper positiva y potente, que tiene el potencial de generar efectos muy positivos directamente en los estudiantes. Vale la pena la experiencia y la recomiendo 100% para las personas que sientan ese compromiso y que quieran estar en un lugar donde puedan generar cambios significativos. 

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